Estado Policial

Esa es la sensación que tiene uno, después de tirarse más de 50 minutos para recorrer algo menos de un kilómetro, un colapso que llega hasta el centro de Irun. Y al llegar al punto de inicio del caos, un cincuentón con galones hace señas a un niñato armado para que te indique de hacerte a un lado.
Así que ahí me toca, aparcar a la derecha, parar el motor, y darle mis papeles y los del coche a un tipo, mientras un mozalbete con escopeta me mira con algo de chuleria, algo de odio, mirada que respondo, estoy harto de cada vez que me encuentro con una de estas tener que abrir el maletero.
Prepotencia, chuleria, miradas despectivas, manos apoyadas en la culata de la pistola y dedos en los gatillos, un encapuchado hablando por talkie pasando mi matrícula a alguien.
Estoy cansado, harto y agobiado de no poder cruzar la frontera y llegar a casa con normalidad, de ser culpable hasta que no se demuestre lo contrario.