Madrid me mata - 3
Dormir en la calle Hortaleza, en medio del barrio de chueca, y a unos pocos metros de Malasaña, implica que puedes pasar días sin necesidad de moverte en exceso del punto neurálgico que puede ser la calle fuencarral.
Comprar libros de viejo, exposiciones, tiendas de música, restaurantes de moda y bares de copas, todo al alcance de la mano. Para los habitantes de estas zonas su barrio se convierte en un pueblo… el límite por el sur de la gran via es como una frontera infranqueable de la que se pasa raramente, quizá solo para ir al trabajo.
Visitar a los amigos, charlar sobre modelismo con Santiago Lorenzo, pasando casi de puntillas sobre el cine, mientras se apura un café. Escuchar los próximos lanzamientos de Birra y Perdiz , mientras la lluvia golpea la ventana no es mal plan si se ha decidido que el cuerpo no está para muchas zarandajas.
Lo peor de estas visitas de fin de semana, es lo cortas que son, 48 horas aprovechadas al máximo, y que al final, cunden poco, pero que al regresar, y verlo con perspectiva, parecen bastante más largas, sobre todo, por la desconexión mental que provocan.
1 comentario:
madrid me alegra , levantarme ori el barullo de los coches , el cielo azul se me olvida todo me vuelvo loca de contenta por ir al cine al teatro de disco o a tomar una cerveza con los amigos madrid es la leche
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