domingo, noviembre 02, 2008

Dirección al cadalso

Las últimas horas en la vida son por un lado la más placenteras, y por otro las más nerviosas. Estas en esa situación en que conoces lo poco que queda, aprovechando tus últimos minutos, y desesperado para que llegue el momento decisivo. La víctima espera la llegada del verdugo, y ante su inminente presencia, el nerviosismo no hace más que acrecentarse...

Tras la llegada del verdugo, comienza la fase inicial, el alejamiento, mantener la distancia ante él, no implicarse, ni llegar más haya de un tímido saludo, cosa que no dura demasiado, ya que al contrario de una ejecución normal, es la víctima la quien se acerca al verdugo, para que este coloque sobre su cuello la hoja que cortará su vida y su libertad.

El calor aumenta, la sangre hierve, el sudor recorre la espalda y el verdugo ha finalizado con el proceso... la pobre víctima ya está perdida.

Y queda hacer ante eso, acompañar y apoyar a la víctima hasta que el decida lanzarse bajo el hacha del verdugo, y ya después, alejarse y separarse discretamente....
Eso es de buen amigo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

verdadero canto de amor.
lleno de tristeza y valor,
belleza y desesperacion.
asi podria ser el adios entre dos amigos el que se va y el que se queda cuando la enfermedad del cuerpo ó del alma no perdona.