miércoles, diciembre 31, 2008

Destrozando buenas Ideas


Ayer, después de mucho tiempo, me acerque a una sala comercial para ver un estreno, se trata de Crepúsculo, basada en la serie de novelas homónimas de Stephenie Meyer. Con dudas ante la entrada, había varias películas que empezaban al mismo tiempo, decidimos que sería mi acompañante quien la escogiese.

Acepte esta película, porque al ser una película sobre vampiros, siempre existe esa sensación morbosa de sangre, muerte, líbido y poder que podemos ver en algunas anteriores como "Dracula", "Entrevista con el vampiro" o "Abierto hasta al amanecer".

Comenzó bien, preciosa adolescente que se traslada a vivir a un frío y pequeño pueblito en el que todos se conocen, y en el que viven una extraña y curiosa familia, palidos e introvertidos, que no se comunican con el resto del pueblo.

La preciosa adolescente cae rendida a los pies del más guapetón de la familia, cosa que ya estaba clara antes de empezar, y claro, ese tipo extraño resulta que es un vampiro. Durante la siguiente hora y media se suceden los travelings, planos desde gruas, y efectos especiales mal hechos para demostrar que ese tipo, aparte de guapo, también es superpoderoso.

Y ni una escena de muerdo, ¿para que están las yugulares? Pienso que estoy viendo los tele-tubbies, aunque claro, esta gente no lleva una televisión pegada al ombligo. La secuencia familiar en que una familia de vampiros intentan hacer un menú para la invitada (que no será la cena) llega a un patetismo casi inigualable.

3 o 4 cabezadas después, empieza el movimiento... llegan los vampiros malos que se quieren comer a la bollito... Se anima! se anima! pero otra vez mi gozo en un pozo, la pelea entre el malo-buenorro y el supermalo apenas dura 3 minutos. Y ya después, otros 20 minutos de un desenlace abierto, que según haya sido la taquilla no nos podremos evitar de sufrir un segundo capítulo.

La directora Catherine Hardwicke ha perpetrado una de las peores cosas que he visto ultimamente, llena planos y planos de imágenes de los protagonistas que se pueden reducir a unos pocos. La relación entre el resto de los personajes queda difusa, preocupada como esta en hacernos creer que se aman. Rompe con las reglas cinematográficas clásicos cambiando el tamaño del climax y el desenlace (un climax no debería durar 3 minutos, y el desenlace 20, debería ser al reves).

Dos horas después de comenzar, mientras salimos, mi acompañante me pide perdón, que siente mucho haberme hecho pasar esas dos terribles horas, págate una cerveza y me olvido de todo, y así lo estoy haciendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí el libro me ha gustado mucho. La peli aún no la he visto... Pero está claro, que me parece que deja mucho que desear... de momento, tengo pa unas horitas para seguir disfrutando con el resto de libros... :)